Historia de la Lencería CAN-CAN
LENCERÍA CAN-CAN, la lencería que creció con el barrio de Iturrama (Pamplona)
En 2007, Javier Serrano Antón, pamplonés de 46 años, casado y padre de tres hijos, dejó su trabajo como profesional de sistemas informáticos en Madrid para regresar a Pamplona y hacerse cargo del negocio familiar: una lencería que nació junto con el barrio de Iturrama.
En la década de los 80, Iturrama era un barrio en plena construcción. Familias, matrimonios jóvenes con niños pequeños en su mayoría, eran los vecinos de los nuevos edificios de ese III Ensanche que había comenzado a gestarse en las viviendas del grupo Rinaldi. Como ejemplo, el colegio público comenzó a funcionar en abril de 1983 y también fue por aquel entonces cuando comenzaban a abrir los primeros comercios y servicios del barrio.
Rosa Antón Ruiz y su marido Agustín Serrano Santos, entonces empleado en SEAT, decidieron apostar por ese barrio nuevo y emprender allí su negocio. “Compramos el local cuando este edificio estaba todavía en construcción y cuando no sabíamos todavía qué comercio íbamos a abrir”, recuerda Rosa Antón. “Pensamos, entre otras cosas, una zapatería infantil pero como justo abrieron una muy cerquita nos decantamos por abrir una lencería”, explica. Así surgió Can-Can. Una lencería especializada en ropa interior y moda baño de mujer y caballero que ha visto crecer al barrio y a sus vecinos a través de sus escaparates. “Aquí vienen ahora clientas que las hemos conocido en el vientre de sus madres”, relata Rosa Antón, impulsora de una lencería con prendas para todas las generaciones desde sujetadores de primera puesta para adolescentes hasta prendas para las señoras mayores.
No había internet, no había búsquedas por ‘google’... Por aquel entonces montar un negocio desde cero era radicalmente distinto a lo que es hoy. “¿Cómo lo hicimos? Tirando de la guía telefónica de Barcelona. Comenzamos a llamar a las marcas y firmas para que nos enviaran género”, explica Antón.
Ella y su marido se jubilaron hace poco y es su hijo, Javier Serrano Antón, el que está ahora al frente del negocio, que cuenta con una segunda tienda en la calle Conde Oliveto. Javier dejó su trabajo como profesional de sistemas informáticos para bancos y su residencia en Madrid para regresar a Pamplona y dar relevo al negocio familiar. “Con mi trabajo anterior me tocó viajar por medio mundo. Llegó un momento en el que me planteé que quería un proyecto de vida que me permitiera tener hijos y opté por regresar a Pamplona”, explica.
Todos los recuerdos de infancia de Javier pasan por la lencería de la calle Iturrama. “Yo he vivido esto desde niño. La atención al público. El conocer a cada clienta que entra por la puerta e incluso saber la talla que necesitan. Aquí entran personas que llaman a las dependientas por su nombre. Eso aporta el pequeño comercio. Un comercio donde el cliente también elige con más libertad porque las dependientas no están ligadas a una firma comercial concreta”, afirma.
Javier ha conocido de la mano de sus padres la evolución del sector: desde unas prendas con colores básicos, sin copas a una lencería que moldea y se adapta al cuerpo de cada clienta con distintas copas y contornos y que llena de color y sofisticación para determinados momentos los cajones de las prendas interiores.
Pijamas y batas completan los percheros y expositores de la lencería junto a bragas, calzoncillos y sujetadores, con algunas firmas especializadas en tallas grandes, lactancia y pechos sometidos a operaciones de mastectomía; y también la moda baño, un sector donde, según Javier Serrano, más ha evolucionado el mundo de la lencería. “En Pamplona se cuidan mucho las prendas de baño, se les da importancia. Y desde 2018 tenemos baño durante todo el año. Se nota el empuje del turismo. Tenemos clientas que van a la playa ahora o en noviembre, diciembre. Esta Navidad hemos regalado bañadores”, concluye.
En la foto Rosa Antón Ruiz y su hijo Javier Serrano Antón, junto a Edurne García, dependienta de Can-Can.
Esta entrevista fue publicada en Diario de Navarra el 22 de Enero de 2019.